Calladita no estoy más guapa
31.05.2017
Tengo los dedos cansados de ver,
y los ojos tristes de la labor en vano.
La angustia se retuerce encima de mi estómago,
me ahoga el sujetador.
Todo porqué la rabia chirría
en mis oídos
viendo, en fin, como los peces gordos
no ceden de engordar...
Se vuelven putos bichos
sedientos de sangre de heredero.
Y no tenemos Nada,
pero nos la arrebatan también.
Al fin y al cabo, lo macabro de todo es
que la rutina sea normal,
y lo frecuente estable y duradero.
La realidad se desmorona
en sus límpias manos por las que un día
nos esclavizamos
democráticamente. Región de ciegos atontados....
Que no joder, que no.
Calladita no estoy más guapa.
Para almas inquietas e insumisas,
Daina